Crónica de un viaje solidario (Madrid-Varsovia)

El jueves 24 de marzo partió desde Madrid rumbo a Varsovia un autocar repleto de productos de primera necesidad (medicinas, material sanitario, productos de higiene y alimentación para bebés, sacos de dormir, mantas, comida y ropa).

A la vuelta, se pudo traer a Madrid a 41 refugiados ucranianos para su acogida en España.

A continuación las personas integrantes del viaje nos cuentan en primera persona su experiencia.

DETALLE DEL VIAJE

Preparamos las mochilas y los últimos detalles logísticos y partimos rumbo a Varsovia, con la ilusión de poder ayudar a aquellos menos afortunados que nosotros.

Al día siguiente llegamos a Varsovia, que nos recibió con sol pero con fresco. Y nos dirigimos a las carpas de la estación central, que se ha convertido en uno de los principales puntos logísticos de refugiados de la ciudad.

Ahí nos reunimos con los voluntarios de la Asociación Acogeucrania, con quienes fuimos  perfilando las familias que vendrían con nosotros al volver a España. Desde la Asociación manejan más de 100 voluntarios que se dedican a labores de soporte a las familias que quieren ir a España. Su labor fue fundamental para nosotros.

Nos entrevistó una televisión china que cubre la crisis humanitaria. Al final de la entrevista nos decían que después de haber visitado varios puntos, estaban sorprendidos con la respuesta de España a esta crisis.

Después de valorar algunas opciones donde dejar todo el material donado nos decantamos por los Padres Palotinos. Su capacidad de llegada a Ucrania, donde todavía quedan civiles, y sus viajes semanales nos parecieron la mejor opción.

Llegamos al momento clave del viaje: la recogida de las familias para poder trasladarlas a España, finalmente 41 refugiados se vendrían con nosotros. Una vez más los voluntarios de Acogeucrania se volcaron, y una vez que ya estábamos todos, arrancamos con destino a Madrid.

Durante el viaje de vuelta realizamos varias paradas, en las que destacamos la hospitalidad y amabilidad de todo el personal que nos atendió en las distintas estaciones de servicio y locales que visitamos.

Además estuvimos acompañados de cuatro mascotas, que nos amenizaron todo el trayecto: tres gatos y un pájaro.

También aprovechamos para ir coordinando desde el autobús las casas de acogida con el equipo de Acogeucrania, hasta tener cuadrados y confirmados todos esos hogares. Todos los que formamos parte de este proyecto sentimos la enorme responsabilidad no solo de ayudar a estas familias a llegar a España, sino de conseguir que lleguen a la mejor casa de acogida posible.

Después de 40 horas de viaje, por fin llegamos a Madrid. Hemos vivido no sólo el final del viaje sino los momentos más emotivos con diferencia. Nos hemos despedido de personas que empezaron como anónimas y que hemos ido conociendo hora tras hora. Sus historias, dramas e ilusiones forman ya parte de las nuestras.

Todos están ya con sus respectivas familias de acogida, la mayoría en Madrid pero también en Castellón, Zamora, Salamanca, Valencia, Alicante, Palencia y Santiago de Compostela. 18 familias, sobre todo mujeres, niños y algunas personas mayores, todos inmensamente agradecidos por la solidaridad y ayuda recibida.

Ahora ellos se embarcan en otra aventura, con otros desconocidos, con la única esperanza de poder volver a algo que se pueda considerar normalidad. Y todo con el hilo conductor de gente que quiere ayudar a otra gente.